* Es un punto histórico donde la fe y la esperanza se conjuntan
Saltillo, 30 Jul (Notimex).- Justo donde hace 441años se erigió la ciudad de Saltillo, donde hoy se encuentra la Parroquia que venera al Santísimo Cristo del Ojo de Agua, se localiza un manantial del que emana agua pura que se dice es milagrosa, además, mitiga la sed de los pobladores y visitantes.
“Dicen que es agua bendita”, cuenta a Notimex el señor Vázquez, quien junto con su familia acude con sus garrafones de agua para llenarlos en este lugar ubicado en la calle Libertad Sur, de la colonia Ojo de Agua, para el cual primero hay que subir las escalinatas hacia el templo.
A medio camino, del lado izquierdo se ubica un cuartito de piedra y una pequeña entrada rectangular -algunos incluso deben inclinarse un poco para pasar- con una puerta negra custodiada por don José Ríos desde hace 11 años, quien la abre desde muy temprano, cierra un rato para irse a comer y regresa para dejarla abierta hasta las 19:00 horas.
“En este lugar el capitán Francisco de Urdiñola siguiendo el ritual de ley fundó la Villa de Santiago del Ojo de Agua el 25 de julio de 1555 por mandato del Virrey de España Don Luis de Velasco el 1º. Documentos inéditos Tomo I. Archivo General de la Nación”, indica una placa en una de las paredes, cuyas letras son remarcadas por un joven para dejarla lista para el aniversario de la ciudad.
Encima del cuartito que parece una torre de un castillo medieval, se lee: “Ojo de agua del Smo. Cristo”, el cual se puede apreciar al entrar, en una enorme imagen realizada en Roma en 1925 especialmente para este templo, la cual se dice fue toda una odisea que llegara hasta Coahuila, debido a la época del auge cristero.
A ambos extremos del Cristo, pegados a la pared ya desgastada, se encuentran decenas de papeles, en su mayoría blancos, con peticiones o agradecimientos, algunos objetos o prendas, muchas fotos, imágenes de ultrasonidos, y hasta una trenza que alguien ofreció por el favor recibido.
“Ha sanado gente, incluso aquí hay un muchacho que tomaba 17 pastillas diarias y tomando agua y agua, ya ahorita nada más toma dos; estaba gordito, no sé qué tipo de enfermedad tenía, pero ya cambió su complexión y como dice él, todo fue con mucha fe”, narró el poblador Juan Villanueva, quien de su trabajo hacia su casa, hace una escala en este lugar para tomar el refrescante y curativo líquido.
Para tomar agua uno debe arrodillarse frente a la imagen que aquí permanece desde 1928, la cual muestra a Cristo crucificado, pero hace énfasis en una herida en su costado derecho, la cual con base a la historia fue provocada por una lanza que le clavó un romano cuando estaba en la cruz, pero además de sangre, en esta imagen derrama agua.
Hay que inclinarse y estirar el brazo para poder alcanzar a llenar la botella con agua corriente, alumbrada por dos focos, incluso a un lado se encuentra una mesita con una jarra y varios vasos de plástico, así como un embudo, para que la gente pueda beber o llenar sus garrafones.
“Vienen personas de muchas partes, el agua es milagrosa, proviene de la Sierra de Zapalinamé, son manantiales originales, y desemboca en la red general de aguas de Saltillo. De todas las fuentes de agua natural de la ciudad, esta es la única que no se ha secado desde hace 500 años”, compartió José Ríos.
El agua luce completamente transparente, pueden apreciarse las rocas debajo, la temperatura es perfecta, porque -sin importar el momento del día-, no está helada ni caliente, sino fresca; el sabor también es diferente al del agua potable, aunque indescriptible.
“El que toma agua de aquí, aquí se queda”, advirtió la señora Imelda Ramírez, quien desde hace dos años vive frente a la iglesia, lo cual atribuye a esta historia que también le contaron cuando bebió agua, y tiempo después, por azares del destino, o quizá por la voluntad de Cristo, todo se dio para que se mudara a las cercanías.
La pobladora, quien acude diario a llenar sus garrafones, platica que hay muchos feligreses en Saltillo, a quienes se observan durante la fiesta de la iglesia del Santo Cristo del Ojo de Agua, la cual se realiza el segundo domingo de septiembre (desde 1840).
“Viene la gente de todos los ejidos, traen las primicias, hay mucha fe aquí en Saltillo. La gente viene a dar gracias. En Semana Santa hubo más de 20 mil personas y en la fiesta no se puede ni caminar”, añadió antes de proceder a llenar sus garrafones.
En este punto destaca la Danza del Ojo de Agua, que es una de las más representativas de Saltillo, aunque se dice que fueron los tlaxcaltecas quienes incursionaron en estas tierras por el siglo XVI y como parte de su identidad ejecutaban éstas, pero a través del tiempo ha sufrido modificaciones.
Hoy en día, esta iglesia es el punto de encuentro de cientos de matlachines, quienes desde aquí reciben la bendición del párroco y tras hacer reverencias, arrodillarse y persignarse a la entrada del recinto, parten rumbo a la Plaza de Armas, calles abajo, en la tradicional Matlachinada celebrada durante este mes.
Además de beber el agua milagrosa y conocer el punto histórico más importante de la ciudad, los visitantes nacionales y extranjeros pueden encontrar a un costado de la parroquia un mirador para disfrutar de una hermosa vista de la ciudad, la cual, con fe y agua, se pueda convertir en su futuro lugar de residencia.
Notimex, por Aura Denise Fuentes