Día cero para el tratado
No se pierde porque cuando se busca, se encuentra. Florestán
Hoy es un día decisivo para México y su economía. Hoy, en Washington, se decide si Donald Trump manda al Congreso para su aprobación el Acuerdo de Libre Comercio México-Estados Unidos o si incluye a Canadá, cuya canciller realizaba hasta anoche negociaciones frenéticas para sacar el tema. Lo que han puesto en el centro de la negociación son los tiempos cuando, insisto, lo central debe ser el contenido. El tema de los plazos tiene que ver con México. Si Trump remite hoy a su Congreso el entendimiento con México para el acuerdo bilateral o uno que incluya, en la trilateralidad, a Canadá, o si de plano no envía nada. Y digo que los plazos tienen que ver con México, porque si despacha a La Colina y ahí se aprueba tras el plazo de 90 días, el acuerdo final lo podría firmar Enrique Peña Nieto en su último día de gobierno, el 30 de noviembre, siempre y cuando, claro, aquel Poder Legislativo apruebe la iniciativa, que también puede rechazar, pero no modificar. Es un sí o un no. Me dicen que la clave es Canadá, en lo que no coincido, como lo dijo el canciller Luis Videgaray, pues México ya resolvió su parte, aunque no conozcamos la letra pequeña, que es donde siempre está el demonio. Y si a Trump se le complican las negociaciones con el gobierno de Justin Trudeau, mandaría hoy, o no, el documento del entendimiento con México, que enfrentaría un primer conflicto de entrada: si el presidente de Estados Unidos está facultado para negociar un tratado bilateral, cuando la autorización es para uno trilateral de América del Norte, Nafta, por su sigla en inglés, que el lunes dio oficialmente por muerto. Aquí surge un primer diferendo que podría comerse algunos días: los abogados de la Casa Blanca dicen que con eso no hay problema, pero las bancadas demócratas dicen que sí, mientras que las republicanas sostienen que de haberlo, lo resolverían fast track. En fin, que no vivirá mucho el que no sepa el desenlace que tiene como plazo fatal esta noche en Washington. Y en ello va el futuro de la economía del país y ese factor esencial de gobernabilidad que es la certidumbre.
RETALES 1. COROS. Habían dicho muchas cosas sobre la ponderación en la Cámara de Diputados, que Morena no sería como aquella aplanadora del PRI, pero el coro de su bancada al protestar en la sesión del miércoles, es un honor estar con Obrador, confirma que no, y lo entiendo, más allá de los recovecos discursivos. La mayoría es para ejercerse y punto;
2. APLANADORA. Ayer le contaba que Porfirio Muñoz Ledo fue electo presidente de la Mesa Directiva en San Lázaro con 496 de los 499 diputados presentes, ahora le documento que Martí Batres lo aprobaron en el Senado con 120 de 127 senadores; y
3. ACUERDO. El martes por la noche Damián Zepeda, coordinador panista en el Senado, negoció con Rafael Moreno Valle para que éste fuera vicepresidente panista en su Mesa Directiva, y así fue. Pero la pugna por la dirigencia del partido sigue y peor.
En Privado de Joaquín López Doriga, Milenio
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