Crean nanopartículas capaces de llegar al cerebro y atacar a peligroso tipo de cáncer

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El glioblastoma multiforme, un tipo de tumor cerebral, es uno de los cánceres más difíciles de combatir. Solo se ha aprobado una pequeña cantidad de fármacos para tratar el glioblastoma, y la esperanza media de vida para los pacientes diagnosticados con la enfermedad es de menos de 15 meses.

El equipo de Paula Hammond, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Cambridge, Estados Unidos, ha ideado ahora una nueva nanopartícula portadora para administrar fármacos que podría ofrecer una mejor forma de tratar el glioblastoma. Las partículas, que transportan dos fármacos diferentes, están diseñadas de manera que puedan atravesar fácilmente la barrera hematoencefálica y enlazarse de forma directa a las células del tumor. Un fármaco daña el ADN de estas células tumorales, mientras que el otro interfiere con los sistemas que esas células utilizan normalmente para reparar dicho daño.
En experimentos con ratones, los investigadores han comprobado que las partículas podían encoger a los tumores e impedir que volvieran a crecer.
Las nanopartículas con las que se ha experimentado en este estudio pueden transportar un fármaco en su núcleo y el otro en su carcasa externa de lípidos.
Para adaptar las partículas a fin de tratar tumores cerebrales, los investigadores tuvieron que idear una forma de hacerlas cruzar la barrera hematoencefálica, que separa el cerebro de la sangre en circulación a su alrededor y que evita que entren moléculas grandes en él.
Unos investigadores del MIT han diseñado nanopartículas que tienen como blanco a ciertos tumores cancerosos y que pueden transportar dos fármacos diferentes, uno en su interior y el otro en su estructura exterior. (Imagen: Stephen Morton)
Los investigadores hallaron que si recubrían los liposomas con una proteína llamada transferrina, las partículas podían pasar a través de la barrera hematoencefálica con escasa dificultad. Además, la transferrina se enlaza también a las proteínas que se hallan en la superficie de las células tumorales, permitiendo a las partículas acumularse directamente en la zona del tumor, evitando al mismo tiempo hacerlo en las células cerebrales sanas.
Este método dirigido permite el suministro de grandes dosis de fármacos de quimioterapia que pueden tener efectos secundarios muy severos si se inyectan por todo el cuerpo. La temozolomida, que normalmente es el primer fármaco de quimioterapia que se suministra a los pacientes de glioblastoma, puede ocasionar náuseas, debilidad y hematomas, entre otros efectos secundarios.
Fuente: noticiasdelaciencia.com, ENLACE INFORMATIVO, 15-06-18.
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