Columnas Políticas, Sin Rodeos

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Diego Fernández de Cevallos

Milenio Diario

Evitar un atraco no es negociar

No obstante, el enorme avance democrático-electoral de México en las últimas tres décadas (aunque falta mucho por corregir) la periodista Lourdes Mendoza afirmó hace días en MILENIO Tv que “nada ha cambiado”.

Queriendo justificar su aserto, sostuvo que Carlos Salinas le regaló al PAN (hace 28 años) la gubernatura de Guanajuato, que despojó a Ramón Aguirre y violó la Constitución local para que Medina fuera “góber”; que decían entonces que “el logro era del Jefe Diego y su gran poder negociador”; y dijo que el colmo fue cuando “justo en nombre de la democracia priistas y panistas lo apoyaron”.

Concluyó la periodista que lo mismo sucede en Baja California (donde el Congreso local aumentó de 2 a 5 años el gobierno de Bonilla) y remata preguntando: “¿…a los políticos de ayer y a los de hoy se les debería de caer la cara, o no?”.

Como aludido, protagonista y testigo de aquella disputa electoral, sostengo que es arbitrario, injusto y difamatorio equiparar ambos sucesos.

1) En el caso de Guanajuato eran claramente identificados los agraviados y los tramposos; lo de Baja California es un mazacote de sinvergüenzas.

2) Las elecciones locales de entonces las preparaban, conducían y calificaban EXCLUSIVAMENTE las mayorías priistas, controlando finalmente a los Colegios Electorales. La última palabra era la de su jefe máximo: el presidente de la República. NO EXISTÍAN ÓRGANOS ELECTORALES AUTÓNOMOS QUE EVITARAN LOS ATRACOS.

3) Cuando miles de guanajuatenses —con el PAN y Fox— repudiaban el fraude, el presidente Salinas convocó, para un mismo día y hora, a las partes. Por el PRI llegaron 4, por el PAN fui yo. Se me invitó a pasar primero, lo rechacé. Pasaron ellos, dialogaron cerca de una hora con el presidente y le mostraron copias de TODAS las actas de la elección de gobernador. Acreditaban así el “triunfo arrollador” de Ramón Aguirre. ME CONSTA QUE DE ELLAS ESO SE DESPRENDÍA.

En mi turno —y sin expediente en mano— le dije al presidente: dé por válidas las actas que acaba de ver, SI LE JUSTIFICAN por qué la votación total para gobernador excede en más de DOSCIENTOS MIL VOTOS respecto de las votaciones para alcaldes y diputados celebradas el mismo día en las mismas casillas, pues en eso consiste el fraude.

Nunca se respondió ese cuestionamiento, Ramón Aguirre, días después, no asumió el cargo y, como el robado era el PAN, el cargo quedó vacante y Carlos Medina fue gobernador interino para convocar a una nueva elección, y volvió a ganar Fox.

Los opositores en aquellos años —de distintas militancias— padecimos lo desigual de la lucha por el poder, sin leyes justas ni los tribunales autónomos que hoy debemos preservar a toda costa.

Sí, a muchos de antes y de ahora se les debería caer la cara de vergüenza. Al PAN de entonces y a mí, NO.

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