Columnas Políticas, El Asalto a la Razón

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Carlos Marín

Milenio Diario

La devaluación del evaluador

Día y medio después de haber corrido al secretario ejecutivo que encabezó la institución por algo menos de 14 años, el presidente Andrés Manuel López Obrador pone en capilla al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social.

Una comedida pregunta en la mañanera de ayer sobre si contempla desaparecer el organismo para que sus funciones las realice el Instituto Nacional de Estadística y Geografía le puso el balón para que, sin portero en el arco, chutara de penalti sin titubear: “No lo descartamos, porque la verdad abusaron con la creación de todos estos organismos; crearon aparatos burocráticos onerosos. Sin beneficio, llenaron de oficinas, de instituciones, supuestamente autónomas, independientes. Se puso de moda todo eso y existen instituciones. Si se tiene el Inegi, ¿por qué no el Inegi hace esa función? Además ya el Inegi hace este trabajo: ya mide lo que tiene que ver con crecimiento económico y también mide pobreza. Entonces son cosas que se tienen que ir ajustando, es parte de la transformación, de la austeridad republicana”.

En su opinión, el dinero que se le asigna al Coneval (este año 89 millones 600 mil pesos) podría utilizarse para “combatir la pobreza en lugar de crear el aparato para medirla”.

Lo cierto es que no tendría que crearse nada nuevo y que la prestigiosa institución es necesaria para evaluar las políticas sociales del gobierno federal.

Apenas hace ocho días, la Secretaría de Bienestar informó que “considera fundamental que el Coneval continúe operando con normalidad en pleno ejercicio de sus funciones como órgano de observación y evaluación de la política social”.

Una de las más calificadas reacciones contrarias por completo a lo que piensa el Presidente provino de su ex asesor de asuntos económicos en la campaña electoral, el doctor Gerardo Esquivel Hernández, a quien López Obrador consideró para ocupar la Subsecretaría de Egresos en Hacienda y que por su gran acreditación halló una mejor y más honrosa posición como subgobernador del Banco de México: “El Coneval evalúa el diseño, operación e impacto de la política social. Su independencia y objetividad es crucial” y se ocupa de mucho más que la simple medición de la pobreza.

Vía Twitter, indicó que el Inegi puede recopilar y procesar la información sobre la pobreza, pero esto debe ser validado por otra instancia, precisamente el Coneval. Recordó que en el sexenio pasado hubo dos casos en que la independencia del organismo fue decisiva: la evaluación del programa Cruzada contra el Hambre, alertando sobre “múltiples problemas de diseño de dicha estrategia”, y fue la primera instancia que reaccionó ante un cambio en la metodología… ¡del Inegi! para medir el ingreso.

“Este cambio hubiera roto con la continuidad y comparabilidad de las cifras de pobreza y habría generado una falsa y equivocada idea de reducción de la pobreza…”.

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