Dallas, 19 Dic.- El nuevo tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), mantiene al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) casi intacto, según un análisis del Instituto Baker para Políticas Públicas de la Universidad de Rice en Houston.
El T-MEC, que aún debe ser ratificado por los respectivos parlamentos para su puesta en vigor, preserva y moderniza gran parte del TLCAN, vigente desde 1994, consideró.
De ser ratificado por los congresos de los tres países, el T-MEC, continuará permitiendo a los fabricantes de América del Norte competir de manera eficaz con Europa y Asia, al preservar aspectos clave del TLCAN, escribió David Gantz, autor del análisis.
El T-MEC se firmó en noviembre pasado en el marco de la Cumbre del Grupo de los Veinte, en Argentina, con la intención de que sea ratificado por los congresos de los respectivos países firmantes y entre en vigor el 1 de enero de 2020, lo que pondría fin al “efecto escalofriante” sobre la inversión y la contratación generados por dos años de incertidumbre sobre el futuro del TLCAN, escribió Gantz.
El mecanismo de solución de controversias comerciales sobrevivió, y la industria automotriz de México probablemente sobrevivirá “en su mayor parte intacta”, mencionó Gantz, miembro del área de comercio y economía internacional en el Instituto Baker.
El T-MEC incluirá nuevas disposiciones sobre datos, comercio electrónico, trabajo y medio ambiente, todas las cuales faltaban en el TLCAN, indicó el autor del análisis.
Muchas de las innovaciones del T-MEC reflejan la Asociación Transpacífica que fue rechazada por el presidente estadunidense Donald Trump en 2018. En un principio para un acuerdo comercial, T-MEC incorpora medidas para protegerse contra la manipulación de la moneda.
A diferencia del TLCAN, el nuevo acuerdo comercial ha sido criticado por sus reglas de origen automotrices y las reglas sobre la solución de controversias, pero éstas no son las únicas disposiciones que están retrocediendo, escribió Gantz.
Además, las tarifas de acero y aluminio de Estados Unidos y las tarifas de represalia contra Canadá y México seguirán vigentes; y la capacidad de Estados Unidos de retirarse del acuerdo con seis meses de preaviso si Canadá o México negocian un acuerdo comercial con una economía que no sea de mercado.
“México podría beneficiarse de un mayor requerimiento de contenido norteamericano para la producción de automóviles si alguna producción china actual se traslada a México”, escribió Gantz.
“Aún así, si la principal amenaza para la economía de Estados Unidos en el futuro es China, una economía sólida de América del Norte, que será preservada por el T-MEC, se vuelve vital”, indicó.
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