Joaquín Sabina, el ‘territorio de los sueños’ llamado Buenos Aires

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Joaquín Sabina no debía estar este domingo en Buenos Aires. “Contra todo pronóstico”, se impuso a sus problemas de salud y se embarcó en una larga gira por Latinoamérica, España y Estados Unidos, en donde la capital argentina ocupaba un lugar destacado con 6 conciertos, más que en ninguna otra localidad.

Las expectativas eran altísimas y Sabina no defraudó. Durante dos horas, el cantautor español, de 74 años, se dejó la garganta sobre el escenario del Movistar Arena, desplegando una batería de himnos generacionales y una canción de amor hacia la ciudad que le robó un pedacito de su alma.

“Venimos de Costa Rica, Lima, Bogotá y Santiago de Chile, pero sólo al llegar a Ezeiza me siento en casa”, reconoció Sabina, ataviado con su inseparable bombín, al poco de iniciar el primero de sus conciertos en Buenos Aires, el lugar donde “falta guita, pero sobran corazones condenados a latir”.

EL TERRITORIO DE LOS SUEÑOS

En una vida de leyenda, repleta de amores, desamores y amistades prodigiosas, Sabina encontró su lugar en el mundo en Buenos Aires, ese “territorio de los sueños”, como él mismo lo definió, en el que conviven las librerías nocturnas, los tangos desgarradores y los personajes literarios convertidos en realidad.

Conoció la ciudad hace más de treinta años y siempre volvió, una y otra vez, atraído por su público excesivo y pasional, por sus calles destartaladas y por las luces de la avenida Corrientes de madrugada, fuentes de inspiración de temas como “Cuando me hablan del destino” o “Dieguitos y Mafaldas”.

Ese amor, genuino y descarnado, también es correspondido por los ‘sabineros’ argentinos; septuagenarios, cuarentones y veinteañeros que acompañaron al músico andaluz en cada canción, insuflándole aliento cuando su voz flaqueaba.

La conexión entre el músico y su auditorio fue total e inmediata. Nada más salir al escenario, Sabina fue recibido por los gritos ensordecedores de los 15.000 asistentes al Movistar Arena, que se pusieron en pie para entonar los versos de “Cuando era más joven”, la primera canción de la noche.

“Qué ganas tenía de volver a mi Buenos Aires querido, porque las historias de amor no se explican con la cabeza, se sienten con el corazón”, comentó Sabina ante la algarabía del público.

El andaluz, visiblemente emocionado en los primeros compases del recital, provocó un éxtasis colectivo con “Con la frente marchita”, su guiño particular a Buenos Aires, en el que recuerda que “no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió”.

CANCIONES ETERNAS

Durante sus innumerables visitas al país suramericano, Sabina cultivó amistad con los artistas más brillantes de su tiempo, entre ellos Charly García, Fito Páez y Andrés Calamaro, e incluso conoció a Diego Armando Maradona -con quien compartió escenario en un concierto de 2006- y al mítico dibujante Roberto Fontanarrosa.

Esta noche, no hubo ninguna aparición estelar en el Movistar Arena, es cierto, pero el ‘Flaco’ estaba más que bien acompañado por su banda, compuesta por Antonio García de Diego, Jaime Asua, Borja Montenegro, Josemi Sagaste, Pedro Barceló, Mara Barros y la porteña Laura Gómez, a quienes dedicó un cariñoso homenaje.

Las canciones pasaban (“Mentiras piadosas”, “Bulevar de los sueños rotos” y “19 días y 500 noches” fueron las más coreadas por el Movistar Arena) y Sabina, consciente de las limitaciones del cuerpo, se tomó un respiro a los 50 minutos de concierto, cediendo el testigo a Barros y De Diego para “sacarle el partido” a esas canciones que se le “atragantan”.

Y es que Sabina no escapa a los efectos del paso del tiempo: sentado en un taburete durante todo el recital, y con cierta lentitud en sus movimientos, el de Úbeda emocionó a más de uno al cantar “Tan joven y tan viejo”, porque de momento, y ya lo dice la canción, “nada de adiós, muchachos”.

Los últimos acordes de “Princesa” hacían presagiar el final de la velada, que culminó por todo lo alto, en medio de sollozos y voces quebradas del público, con “Noches de boda”, “Y nos dieron las diez” y “Pastillas para no soñar”.

“Gracias, gracias, gracias, qué maravilla estar con vosotros aquí en Buenos Aires. Hasta siempre”, concluyó Sabina, dejando tras de sí una mezcla de felicidad y melancolía, propia de esas grandes noches que no se sabe cuántas veces se repetirán.

El ‘Flaco’, eso sí, todavía tiene cuerda para rato: además de sus seis conciertos en Buenos Aires, Sabina se presentará en las ciudades argentinas de Córdoba (18 de marzo) y Rosario (29 de marzo), desde donde pondrá rumbo a Montevideo para despedirse, al menos por ahora, de su querida Sudamérica.

FUENTE , EFE

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