Futbolista olímpico busca oportunidad en Pilares del gobierno capitalino

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México, 29 Ene .- Su corazón se detuvo por un instante. Miró hacia arriba, la bandera de México en lo más alto y en su pecho una medalla dorada. Nadie lo hubiera pensado, Gabriel Márquez Trejo, un joven pobre, de un barrio paupérrimo, capitán de la selección mexicana de futbol. Los sacrificios habían rendido frutos.

De aquel recuerdo perdura una fotografía en blanco y negro en la que comparte un trofeo con los mismísimos Falcão y Hugo Sánchez, todos jóvenes, delgados y con el cabello a la “afro”.

Fue en los Juegos Panamericanos de 1975. En su camino, el equipo tricolor goleó 6-1 a Trinidad y Tobago; también ganó 3-1 contra Estados Unidos; con Cuba empató a dos y a Costa Rica le metió siete goles; al frente de aquella selección de ensueño: el lateral Márquez Trejo como capitán.

El equipo llegó a la final contra Brasil; la potencia sudamericana no amedrentó a los mexicanos que celebraron en el Estadio Azteca un primer gol; después los cariocas empataron con un penalti.

Llegó el tiempo extra, los brasileños tenían el control del partido, pero las luces del estadio se apagaron por fallas técnicas, el juego tuvo que ser suspendido y se decretó que ambos equipos ganarían la medalla de oro.

En aquella selección dorada se encontraban: Mario Carrillo, José Luis Tapia, Héctor Caballero y el más prometedor, el delantero Hugo Sánchez con 16 años.

Gabriel recuerda con entusiasmo aquella época, “estar en una selección de ese tipo, con uno de los mejores jugadores que ha dado México y yo capitán es una satisfacción muy grande”.

Un año antes, en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en 1974, logró un cuatro lugar, pero vestir de verde, blanco y rojo cambió algo en él, su ambición creció y lo llevó también a ganar en el torneo Esperanzas de Toulon en 1976 y participar en el Torneo Juvenil de Cannes.

Márquez Trejo nació en Pachuca Hidalgo, a los cuatro años sus padres junto con él y sus cinco hermanos viajaron a la Ciudad de México, así llegó a la colonia Progreso Nacional, un triángulo olvidado y pobre entre Tlalnepantla y Ecatepec en el que aún vive hoy a los 60 años.

Las canchas lo redimieron de las adiciones y la violencia habituales para los jóvenes de aquel barrio, conoció el poder del deporte que lo llevó a liberarse de prejuicios, a alcanzar un sueño que parecía imposible para el hijo de un obrero humilde y una ama de casa: competir en unos Juegos Olímpicos.

Así llegó a Montreal 1976, de acuerdo con el Comité Olímpico Mexicano la selección fue eliminada en octavos de final, pero saboreó la gloria de representar a su país.

Fue firmado por el Club Monterrey para jugar durante seis años, en Chivas cuatro y finalizó su carrera en el Club Jalisco con dos temporadas.

Después viajó a Brasil, Cuba y Alemania para educarse como preparador físico; en Argentina estudió psicología y traumatología aplicada al deporte y en la Ciudad de México se preparó como director técnico en la Escuela Nacional de Capacitación.

Convencido de que su ejemplo se puede replicar en los jóvenes del norte del Valle de México ofrece entrenamiento gratuito en deportivos, a menores infractores y en albergues apoyado por su amigo y contemporáneo, el ex futbolista, entrenador y comentarista deportivo Mario Carrillo.

“Espero poder darles algo de lo que yo he tenido la oportunidad de vivir, que tengan objetivos en la vida, no necesariamente el futbol pero que sean buenas personas y después que encuentren opciones dentro del deporte para mejorar su vida”, señala en entrevista con Notimex.

También pone al servicio de personas discapacitadas y con enfermedades crónicas su liderazgo, a través de pláticas motivacionales resultado de la experiencia que ha conseguido a lo largo de 46 años de trayectoria.

Asegura que cerca de los jóvenes ha confirmado que México es una potencia en deporte, incluso dos de los jóvenes con los que trabaja fueron contratados por el equipo canadiense Impact de Montreal.

Convencido de que el deporte de alto rendimiento puede alejar a los jóvenes de las adicciones, de la violencia y la delincuencia busca un lugar en el los Puntos de Innovación, Libertad, Arte, Educación y Saberes (Pilares).

Márquez Trejo fue uno de los tres mil 567 que se inscribieron para ser promotores deportivos en el programa bandera de la actual administración, encabezada por Claudia Sheinbaum, incluso fue a dejar un curriculum a la Alberca Olímpica, sin embargo no fue considerado, al menos no en la primera etapa.

Él se suma a otras personas en redes sociales que denuncian que aun cuando ya fue inaugurado el primer Pilar en Gustavo A. Madero no recibieron ninguna comunicación por parte del gobierno capitalino.

Espera que su carrera sea considerada para el plan que tiene como objetivos abrir espacios para acercar a la comunidad a la educación, la capacitación y el desarrollo de los barrios, colonias y pueblos que padecen marginación y violencia.

“Estoy agradecido con Dios y con la vida porque salí de una colonia muy humilde en la que es muy triste ver como los jóvenes se dedican a delinquir, a drogarse, a la violencia y a mí el deporte me salvó, es una satisfacción enorme y si yo pude hay muchos muchachos lo pueden hacer con disciplina, constancia y entrenamiento”, afirmó.

Notimex / Nelly Segura Granados

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