La derrota de los partidos
Se creen superiores a su trabajo. Florestán El resultado electoral del domingo representa la gran derrota de los partidos y confirma su crisis derivada del rechazo de la sociedad. PAN, PRI Y PRD, los hasta el domingo tres grandes, tuvieron resultados muy menores en las elecciones que los redujeron a su verdadera dimensión, ya no se diga del Verde, que apenas la libró, de PES y Panal, que desaparecerán, dejando aparte los casos del PT, que resucitó gracias al salvataje que hizo el gobierno priista, cuando ya había desaparecido en 2015, y la alianza con Morena, y Movimiento Ciudadano por el fenómeno Alfaro en Jalisco, que le dio vida artificial. Si vamos por partes, y en orden de antigüedad, en el PAN no quedó piedra sobre piedra tras la ruptura que provocó Ricardo Anaya en su proyecto de hacerse con la candidatura presidencial. Sí, puede ser, como lo es, la segunda fuerza política, pero me refiero al partido donde varios grupos luchan por hacerse de él, su ex candidato presidencial incluido, que enfrenta el bloque de siete gobernadores y la estela de heridos que dejó en el camino, el triunfo de Rafael Moreno Valle en Puebla y la estela de heridos que dejó en el camino. Él mismo, cuando recibió la visita de Carlos Medina Plascencia, afirmó que era prioritario dedicarle tiempo al partido, preludio de la derrota.
EL PRD, desde el surgimiento de Morena, en 2014, se desfondó con la corrida de militantes hacia Andrés Manuel López Obrador, que se agravó al aliarse con el PAN, como lo demuestra la estrepitosa derrota en la ciudad, donde ganó tres alcaldías y perdió todo el Congreso local y el de la Unión, para no hablar de los estados. Y del PRI qué decir: que en la presidencial no ganó uno de los 300 distritos electorales ni una de las 32 entidades ni una de las nueve elecciones para gobernador, con lo que se reduce a 12 los estados que aún mantiene, y que tanto en Senado, con unos 14, y en la Cámara de Diputados, con unos 42, será marginal con el menor número de legisladores de su historia. En fin, que estos partidos se reinventan desde sus cenizas o alguien las soplará para siempre. Y hoy no me refiero a Morena, ya lo haré, porque no fue la victoria de un partido, sino el triunfo de un hombre: Andrés Manuel López Obrador.
RETALES
1. TRANSICIÓN. Más que cordial, el primer encuentro entre el presidente Enrique Peña y Andrés Manuel López Obrador ayer en Palacio Nacional, signo de que la transición será de terciopelo;
2. SIEMPRE. Llama la atención, pero no sorprenden, esas declaraciones de algunos dirigentes empresariales, en el sentido de que colaborarán con López Obrador. ¿Habían pensado otra cosa? Esa es una expresión de cómo se acomodan. ¿Por qué no dicen que colaborarán con el país? Pues porque el interés tiene pies; y
3. CASOS. Finalmente, Miguel Ángel Yunes Márquez reconoció ayer el triunfo del morenista Cuitláhuac García, pero Miguel Barbosa, en Puebla, llevará a tribunales la victoria de Martha Éricka Alonso.