Columnas Políticas, Templo Mayor

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Reforma

Si ya resultaba preocupante que desde mayo que se fue Roberta Jacobson Estados Unidos no hubiera nombrado a su nuevo embajador en México, más estresante resulta el reporte de que Christopher Landau suena para el cargo.

Primero, porque carece de experiencia en el servicio exterior, y vaya que en tiempos de Donald Trump se requiere que los representantes diplomáticos de ambos países hilen muy finito para que la relación bilateral no acabe descosida por un tuitazo mañanero.

Y, segundo, porque si de algo tiene fama Mr. Landau es de ser un fiero abogado litigante experto en armar y defender apelaciones desde hace más de dos décadas.

Es decir, más que un conciliador, se trata de un “gallo de pelea” que se precia de haber llevado sus casos hasta la Suprema Corte de EU. Y, como ocurre con quien sería su jefe, no le gusta perder ni una. ¡Ufff!

Después de semanas de silencio, parece que la senadora y presidenta del PRI, Claudia Ruiz Massieu, se acordó de que pronto será oposición. Salió a criticar el “borrón y cuenta nueva” en materia de corrupción que anunció Andrés Manuel López Obrador y lo retó a que le busquen a tooodos.

A muchos les llamó la atención que después de la consulta del NAIM, las comisiones bancarias y otros temas polémicos, la tricolor decidiera subirse al ring justo con ese tema.

Pero dicen que no fue algo casual, pues la heredera del clan político Ruiz Massieu-Salinas trae la intención de buscar la reelección y quedarse al frente del PRI cuatro años más.

Por ello, busca adelantarse a otros aspirantes como César Augusto Santiago y José Ramón Martel en tomar la bandera anticorrupción y, de paso, desmarcarse de otros posibles contendientes -como Ulises Ruiz- que en esa materia tienen más cola que les pisen… ¡que Godzilla!

El tigre en la rifa se sacó Florencia Serranía, anunciada ayer como la próxima directora del Metro por la jefa de Gobierno electa, Claudia Sheinbaum.

Con todo y que la ingeniera y doctora en Ciencias ya dirigió ese sistema entre el 2004 y el 2006, la situación actual es harto complicada con una Línea 2 que falla un día sí y otro también, una ampliación de la Línea 12 muy atrasada, así como una infraestructura vieja y hasta obsoleta.

Eso sí, quienes saben del tema ven como una buena señal que, en vez de nombrar al frente del Metro a un político, tome el timón alguien con amplia experiencia en modernizar el transporte público y con un perfil técnico acorde con el trompo que se va a echar a la uña.

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