Columnas Políticas, El Asalto a la Razón

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Carlos Marín

Preservar, no demoler instituciones

Ayer, en el Foro Democracia y Derecho a la Información en México, quedó refrendada la conveniencia de preservar y fortalecer las instituciones autónomas del Estado, en este caso los institutos Nacional Electoral y de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales que, por fortuna, gozan de cabal salud.

No es el caso, para desgracia de menores y jóvenes que asisten a las escuelas públicas, del organismo al que, por arreglarse con la facción afín de lo menos calificado del magisterio, la CNTE, la 4-T pasó a cuchillo: el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación. Tampoco el de la degradada Comisión Reguladora de Energía, que terminó tomada por comisionados a gusto de Morena. Otra institución, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, ha estado bajo fuego de una despiadada embestida gubernamental por haber desmantelado jurídicamente las argucias, mentiras y patrañas esgrimidas para cancelar el Programa de Estancias Infantiles, y demostrado que la supresión atenta contra el constitucional derecho superior de la infancia.

Estas instituciones, entre otras, fueron creadas durante los gobiernos detestados hoy bajo el señalamiento injusto, generalizador y abstracto de haber sido “neoliberales”, corruptos y causantes de todo tipo de calamidades. Las estrellas de ayer fueron el INE (que nació con Carlos Salinas de Gortari) y el INAI, primero IFAI (con Vicente Fox).

Mucho se ha dicho que la democracia mexicana “cuesta mucho”, pero lo cierto es que su financiamiento no es un gasto sino una inversión que equivale a un triste peso a la semana por cada ciudadano empadronado, y que el INE asume la tarea y el importe de expedir gratuitamente las credenciales que sirven para votar y funcionan como virtuales cédulas de identidad.

De lo dicho en el Foro por su consejero presidente, Lorenzo Córdova, resalta que en los cinco años recientes, por virtud de la reforma de 2014 en que se aprobó el “nuevo andamiaje” para la convivencia democrática, se establecieron dos sistemas nacionales: el de transparencia y el de elecciones, lo que se ha traducido en mayor equidad de género y rendición de cuentas. En sus padrones electoral y de militantes de partidos, el INE resguarda 5 mil 224 millones 539 mil 666 datos personales que, con autorización del INAI, constituyen un acervo hasta de datos biométricos (los sensibles de alrededor de 90 millones de mexicanos), gracias a lo cual “hemos identificado a alrededor de 12 mil cadáveres y a más de 19 mil personas desaparecidas” a quienes se ha dado una identidad.

Ninguna de las instituciones mencionadas nació por capricho de algún Presidente, sino como resultado de legítimas luchas y demandas de la sociedad civil, muchos de cuyos organismos (no gubernamentales), también de manera injusta, están siendo satanizados por la fanaticada…

Milenio

 

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