Columnas Políticas, Astillero

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 de Julio Hernández

La Jornada

Trump, entrampado con el muro // ¿Arremeterá contra México? // Buena relación con AMLO // El Chapo: radiografía nacional

Empecinado en que México pague un muro fronterizo, Donald Trump es quien cubre altos costos políticos. Una parte de la administración estadunidense está cerrada por la negativa presupuestal que a su proyecto ha impuesto la nueva conformación legislativa del país vecino, en específico los demócratas que controlan la Cámara de Representantes.

Entrampado en su propio capricho, en una crisis política multifactorial y con la vista puesta en su eventual relección, Trump hablará la noche de hoy en un mensaje para cuya difusión se pretende el tiempo preferencial de la programación de televisoras. El tema será el muro con México y el peligro que los migrantes significan para la seguridad nacional de su país. El jueves el escandaloso multimillonario estará en la frontera con México para insistir en la importancia de la barrera (ya no de cemento sino de acero, ha aceptado Donald, obligado a negociar a la baja) y en la “emergencia nacional” que representa para Estados Unidos el flujo migratorio proveniente del sur.

Los enredos, cada vez mayores, del accidente de la política estadunidense apellidado Trump, pueden tener consecuencias para un México al que el presidente Andrés Manuel López Obrador busca dar equilibrio y orden. A diferencia del continuo maltrato que recibió el antecesor Enrique Peña Nieto (a pesar de la subordinación ejecutada y garantizada por el entonces canciller Luis Videgaray), la postura de Trump ha sido insólitamente amable, respetuosa y colaborativa con el tabasqueño que, a su vez, se ha esforzado en evitar roces y situaciones de conflicto.

En los hechos, la administración de López Obrador concede importantes ganancias al presidente vecino. Los proyectos de desarrollo económico en las zonas norte y sur del país (en especial el paquete sureño que incluye el Tren Maya, el corredor transístmico, las zonas económicas especiales y la siembra de árboles) han sido definidos abiertamente como “cortinas” para ayudar al frenado de las corrientes migratorias que desean llegar a Estados Unidos. Además, México ha aceptado, sin reconocer que haya un pacto de trasfondo (luego del extraño episodio de las incursiones y las caravanas de centroamericanos desde Tapachula), que Estados Unidos deposite acá a los migrantes que le soliciten asilo, con lo cual México se convierte en una especie de estación de paso, un patio trasero de acomodo de material humano de destino que habrá de definirse en algunos años, previsiblemente de manera negativa en la mayoría de los casos.

La firma del nuevo tratado comercial norteamericano contó con un acompasamiento de los equipos de Peña Nieto y de López Obrador que habría sido impensable en otros momentos. Al final, Trump se declaró máximo ganador político en lo general y, para tratar de salvar la cara respecto al tema del muro (su gran promesa electoral de exacerbación de ánimos nativistas), llegó a pergeñar la peregrina tesis de que México acabaría por pagar la polémica construcción limítrofe mediante las ganancias que Estados Unidos alcanzaría mediante las reconversiones del tratado en mención.

Una lectura política sin desquiciamiento debería llevar a Trump a mantener su especial relación con López Obrador, pero el rubio magnate, un personaje políticamente en jaque, urgido de generar controversias externas que amainen las tormentas internas, necesita reinstalar temas de combate. Esperemos que no sea México el destinatario de sus próximos disparates.

Por lo pronto, las sesiones judiciales que continúan en Nueva York relacionadas con Joaquín Guzmán Loera han proveído de suficiente material para confirmar a propios y extraños la existencia de un narcosistema mexicano que ha alcanzado todos los niveles. La radiografía de México, a partir de aquellas diligencias sobre El Chapo, muestra un país plenamente invadido de corrupción criminal, aunque desde luego, en correspondiente interacción con el vecino que es el gran consumidor de drogas, como lo reveló el narcotraficante Vicente Zambada.

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