Columnas Políticas, Arsenal

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Francisco Garfias

Excélsior

El remitente del libro-bomba

Lo que nos faltaba. Un libro-bomba enviado en un paquete a la sede de la Cámara Alta que estalló en la cara de la senadora de Morena, Citlalli Hernández.

El paquete llevaba remitente. Se trata de una organización de jóvenes cuya existencia fue verificada.  Por cuestiones vinculadas con la investigación no nos dieron el nombre de esa agrupación, pero sabemos que ya se deslindó del primer atentado con explosivos que se haya registrado en un recinto legislativo.

La organización sí existe. La senadora Hernández la conoce. Nos dicen que ella misma les preguntó sobre el libro-bomba que le llegó. “No te hemos mandado nada”, le respondieron, según fuentes del Senado consultadas por este reportero.

Buscamos a Ricardo Monreal, jefe de la bancada de Morena, para preguntarle si consideraba el atentado como una amenaza para el Senado.

“No hay nada que pueda generar una especulación mayor. Su agenda es la del grupo. Es la más joven de las legisladoras. Representa la Ciudad de México. No tiene enemigos. Es relativamente nueva. No veo motivos, pero es una llamada de atención que nos obliga a reforzar los protocolos de seguridad en el Senado”, respondió el zacatecano.

Citlalli se presenta como senadora del pueblo, sangre roja, corazón a la izquierda. Camino al cambio; utopías, letras y fotografías. Es egresada de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Eso dice su cuenta de Twitter, donde ayer informó:

“Estoy bien. He estado en observación médica y análisis toxicológicos para descartar otros riesgos después del impacto. Médicos me acaban de informar que, por su parte, hay luz verde para darme de alta.

Y más: “Agradezco la atención y preocupación de mis compañeras y compañeros, de amigos y familia, así como del seguimiento de la FGR; confío plenamente en su investigación. Ni especulación ni temor ni mezquindad”.

No obstante que se trató de una explosión de baja intensidad, el atentado causó impacto entre los legisladores. Era tema en todas las pláticas. ¿Será un tema de ella? ¿Una venganza? ¿Alguna persona que se sentía lastimada en Iztapalapa?

Van tres casos de artefactos explosivos. Uno ocurrió en un cine de la Gustavo A. Madero. El otro en plena vía pública de esa alcaldía. No explotaron. El de Citlalli es el tercero en mayo.

¿Y el Cisen? Desapareció en la 4ª T.  Supuestamente hay una agencia de inteligencia del gobierno, pero no aparece por ningún lado.

Donald Trump les agüitó el ambiente festivo que se sentía en la 4ª T por el inicio del proceso para ratificar, en México, el famoso T-Mec.

A excepción de AMLO, acudieron al Senado para presentar el documento los muchachones de la 4ª T: Julio Scherer, Olga Sánchez Cordero, Marcelo Ebrard y Graciela Márquez.

En forma casi simultánea, mister Trump anunció aranceles del 5 por ciento a todas las importaciones mexicanas, a partir del 10 de junio. Dejó claro en Twitter que se trata de una represalia por no controlar los flujos de inmigración ilegal a Estados Unidos.

Los aranceles podrían llegar al 25 por ciento, si para octubre no se resuelve el fenómeno a satisfacción de EU, advirtió.

“Es un anuncio desastroso para la ratificación del T-Mec. Los canadienses lo hicieron ayer. Hoy México entregó lo correspondiente al Senado”, dijo el profesor investigador de la Universidad Anáhuac, Adolfo Laborde.

Abundó: “En caso de que se apliquen esas tarifas extraordinarias se rompería con la lógica del TLC existente y tendríamos que ir a una represalia, lo que iniciaría una guerra comercial, como se dio con China, donde todos pierden. Si América del Norte es competitiva es por la disposición de tarifas arancelarias que no existen, o sólo en rubros específicos. Los paneles de solución serían incapaces de resolver esta guerra comercial que abarca todo”.

Jesús Seade, negociador de la 4ª T en el T-Mec, pidió una enérgica respuesta, aunque reconoció que “México estará en un aprieto”.

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