Columnas Políticas, Arsenal

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de Francisco Garfias

Excélsior

La portada de Proceso

Julio Scherer Ibarra no quería opinar sobre la portada en el último número de Proceso,  la revista que fundó su padre. Aparece el rostro del presidente electo detrás del titular: “AMLO se aísla. El fantasma del fracaso”. El largo silencio que siguió a la pregunta de este reportero sobre la polémica alrededor de esa portada reflejaba una mezcla de contrariedad y prudencia.

Era la lucha entre el hijo de “don Julio”, uno de los periodistas más respetados que ha tenido México y el próximo consejero jurídico de la Presidencia de la República. La espada y la pared.

El controvertido título de Proceso salió de la amplia entrevista que el reconocido jurista, Diego Valadés, le dio al escritor y periodista de ese semanario, Álvaro Delgado.

A leguas se notaba que el tono de la portada no le gustó ni tantito. Tardó en animarse, pero lo hizo. Julio hijo soltó con honestidad: “No me hace muy feliz…”.

Luego reconoció que la chamba de editoriales y contenidos “es de ellos”, los que hacen el semanario.

Aunque nos dijo que la polémica se habría evitado si se hubiesen agregado dos puntos al titular: Diego Valadés.

  • El tema caló hondo. Los seguidores de AMLO tildaron a la revista de “traición”. No parecen entender el espíritu crítico que ha tenido la revista desde su fundación.

El mismísimo presidente electo se metió en esa polémica, que encendió las redes sociales y atizó el debate sobre la libertad de expresión, al calificar la última edición de Proceso de “amarillista y sensacionalista”. Se sintió atacado.

“Una revista sacó una foto, no sólo la de la portada, sino también al interior, donde aparezco así, decrépito, chocheando y el título de la portada dice que estoy solo, que se avizora el fracaso. Muy sensacionalista, amarillista la revista. Pero es normal”, dijo AMLO en un video.

Y más: “Así es la libertad, así es la democracia. Es pluralidad, es libertad de expresión. No es pensamiento único. Yo no aspiro a ser un dictador. Aspiro a representar una República democrática”.

Su esposa Beatriz Gutiérrez Müller hizo saber también su indignación en Twitter:

“Todavía no toma posesión y ya está solo y a punto del fracaso. El conservadurismo de izquierda o de derecha nubla el juicio y da pie a conjeturas fantasiosas.

“Los extremos pueden tocarse y abrazarse. Bienvenida la pluralidad y el debate. Lo bueno es el desenmascaramiento”.

Rafael Rodríguez Castañeda, director de Proceso, debatió con ella y hasta invocó a don Julio Scherer.

“O sea, doña Beatriz, a @lopezobrador_ ni con el pétalo de una rosa. @revistaproceso es fiel a su historia y a la herencia de Julio Scherer García, a quien también conoció usted: libres ante el poder y ante quienes aspiran a ejercerlo. “Ni de izquierda, ni de derecha. Sólo libres…”.

La señora Gutiérrez reviró fuerte. “en efecto, conocí a don Julio. Y por lo mismo, no creo que hubiese autorizado esa portada…”.

  • Andrés Manuel López Obrador, también, fue interrogado sobre las fotos que circularon en redes sociales y que muestran a uno de sus hijos, captado en el Hotel de lujo, Villamagna, en Madrid.

“Es normal. Todo mundo tiene derecho a cuestionar, a criticar. Somos respetuosos del derecho a disentir. Llevo muchos años recibiendo cuestionamientos, golpes. Siempre he enfrentado a la prensa oficial u oficiosa”, dijo.

Más: “Ahora es distinto. Ya no hay prensa oficial ni prensa oficiosa. Ahora los medios son libres. Hay más pluralidad, más profesionalismo. Ya no hay boletines de prensa, ya no hay chayote. Además, existen las benditas redes sociales”.

Es cierto. López Obrador ha recibido muchos golpes, cuestionamientos. Pero no se acostumbra a las críticas. Es sensible. Malo porque se van a multiplicar. Será Presidente durante seis años. Sólo seis años. Ya repitió hasta el cansancio que no se va a reelegir. “No soy un dictador”, insistió ayer.

  • El encuentro con Scherer Ibarra se produjo en el vestíbulo del hotel Hilton Alameda, donde la tarde de ayer se concentraron los nuevos dueños del poder político. En el Salón don Alberto se reunió AMLO con los integrantes de su gabinete legal y ampliado, los jefes de los partidos que formaron la coalición Juntos Haremos Historia, excepto Alberto Anaya, del PT.

Pero también los coordinadores parlamentarios Ricardo Monreal, Cámara alta, Mario Delgado, Cámara baja, diputados, senadores de Morena, PT, PES. Era la presentación de la Agenda Legislativa de la Cuarta Transformación en el Salón don Alberto. Un detalle: los organizadores olvidaron la primera transformación en el retablo que colgaron atrás de la tribuna para anunciar la agenda legislativa de la Cuarta Transformación.

Estaban las fotos de Madero, Juárez, Cárdenas. ¿Y la del padre Hidalgo o la de Morelos? Andrés Manuel escuchó la agenda de Morena en el Senado y en la Cámara de Diputados, pero también mencionó las iniciativas que enviará al Congreso. “¡Déjenme algo!”, pidió entre risas:

Y fue al grano: abrió con la iniciativa que cancelará de “la mal llamada” Reforma Educativa (aplausos fuertes).

Enviará, también, una propuesta de ley para mejorar los salarios de los trabajadores. “Quiero que cuando menos ponga en la Constitución un renglón que diga algo así: Los aumentos al salario nunca serán inferiores a la inflación… (aplausos fuertes)”.

Y vino el trancazo: “Lo voy a decir porque aquí no nos escuchan, no nos ven. Que entre todos le demos una cachetada con guante blanco a la política neoliberal…”.

También hubo mensaje para líderes sindicales perpetuos: Romero Deschamps, Juan Díaz, Elba Esther Gordillo, Hernández Juárez, Gómez Urrutia y Víctor Flores:

“También vamos a la democracia sindical, que sean los trabajadores los que elijan libremente a sus representantes. Voto libre y secreto”. Y más: “Vamos hacia que la atención médica y los medicamentos sean gratuitos, pensión a adultos mayores, a incapacitados, el apoyo a los ninis, el otorgamiento de 10 millones de becas a estudiantes…”. Al paraíso pues…

Y lo mejor: “Había la mala costumbre de maicear a los legisladores. Había una partida para asignarles presupuesto a los diputados, una partida de moches. Eso ya no va a existir…”.

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