El Museo del Louvre reabrió este miércoles, tres días después del robo de ocho joyas valuadas en más de 100 millones de dólares, un golpe que reavivó el debate sobre la seguridad en los museos franceses.
El asalto ocurrió el domingo en la galería de Apolo, cuando un grupo de cuatro personas utilizó un montacargas para acceder por una ventana y sustraer las piezas en una operación que duró apenas ocho minutos.
Entre los objetos robados se encontraba una diadema de perlas de la emperatriz Eugenia y un conjunto de zafiros de la reina María Amelia. Una de las piezas, una corona, fue abandonada durante la huida.
El presidente Emmanuel Macron ordenó “acelerar el refuerzo de la seguridad” en el museo, informó la vocera del gobierno, Maud Bergeon. Por su parte, el ministro del Interior, Laurent Nuñez, indicó que más de un centenar de agentes participan en la investigación.
La fiscal de París, Laure Beccuau, explicó que los ladrones obtuvieron el montacargas mediante “un seudoalquiler para una supuesta mudanza” y valoró los daños en 88 millones de euros, aunque aclaró que el valor histórico de las piezas no puede compararse con su precio comercial.
El Louvre defendió las medidas de seguridad existentes y aseguró que las vitrinas instaladas en 2019 representaron “un avance considerable” frente a los equipos anteriores.
Este miércoles, cientos de visitantes regresaron al museo, aunque la galería de Apolo permanecía cerrada. La directora del Louvre, Laurence des Cars, comparecerá ante el Senado francés para explicar los detalles del incidente, mientras que la ministra de Cultura, Rachida Dati, atribuyó el robo a “una falla de seguridad en la vía pública”.