Con datos duros especialistas en cardiología advierten que en México 31% de la población adulta presentan Hipertensión Arterial, de los cuales seis de cada diez no han sido diagnosticados.
La insuficiencia cardiaca afecta a más de 64 millones de personas en el mundo , siendo la hipertensión arterial el principal factor de riesgo para su aparición.
Dada su alta prevalencia y aumento en su incidencia, la insuficiencia cardiaca se ha convertido en una pandemia para la salud pública.
Se estima que la insuficiencia cardiaca afecta en México a cerca de 750 mil personas anualmente.
Conocida como la asesina silenciosa, la hipertensión arterial (HTA) es una enfermedad presente en más de 1,280 millones de personas en el mundo, la cual lentamente va afectando la salud cardiovascular hasta provocar complicaciones de alto riesgo como insuficiencia cardiaca, condición altamente incapacitante y potencialmente mortal.
En el marco del Día Mundial de la Insuficiencia Cardiaca, expertos médicos destacan que la hipertensión arterial es el principal factor de riesgo para el desarrollo de insuficiencia cardiaca , por lo que hacen un llamado a los más de 30 millones de personas adultas que se estima viven con presión arterial alta en México para que lleven un óptimo control a fin de prevenir la aparición de esta afección cardiaca y evitar sus fatales consecuencias.
El Dr. Juan Betuel Ivey Miranda, cardiólogo clínico, adscrito a la clínica de Falla Cardiaca y Trasplante del Hospital de Cardiología UMAE del CMN SXXI, IMSS señala que la presión arterial elevada sin control puede provocar el estrechamiento y bloqueo de los vasos sanguíneos, reduciendo el flujo de sangre que llega al corazón.
Esta situación, junto con el aumento en la carga de trabajo del corazón, promueve un mayor esfuerzo para bombear y mantener la circulación sanguínea, ocasionando el debilitamiento o cambios en la estructura del músculo cardiaco, y en consecuencia la aparición de una insuficiencia cardiaca .
Por su parte, el Dr. Adolfo Chávez, presidente de la Asociación Mexicana de Insuficiencia Cardiaca, señala que con una prevalencia estimada de 64 millones de personas a nivel mundial , la insuficiencia cardiaca se ha convertido en una pandemia de salud pública en rápido crecimiento, debido principalmente al envejecimiento de la población, a un mejor pronóstico en la supervivencia tras un infarto de miocardio y a nuevos tratamientos que prolongan la vida en los pacientes con esta enfermedad.
Esta iniciativa de promoción a la salud se realizó gracias al apoyo de Boehringer Ingelheim México.
Sin embargo, “tenemos que reconocer que la insuficiencia cardiaca sigue asociándose a una alta mortalidad y morbilidad, una mala calidad de vida y una menor capacidad funcional”, advirtió
“De acuerdo con estudios internacionales, la hipertensión arterial duplica el riesgo de insuficiencia cardiaca en hombres y lo triplica en mujeres , por ello es fundamental fortalecer en la población acciones de prevención primaria y secundaria que permitan un control adecuado de sus niveles de presión arterial para evitar o retrasar la aparición de problemas mayores en el corazón”,dijo.
En este contexto la Organización Mundial de la Salud señala que aproximadamente cuatro de cada cinco personas con hipertensión arterial no reciben un tratamiento adecuado, por lo que un aumento en el número de pacientes tratados eficazmente contra esta enfermedad podría prevenir de la actualidad al año 2050 alrededor de 76 millones de fallecimientos, 120 millones de accidentes cerebrovasculares, 79 millones de infartos de miocardio y 17 millones de casos de insuficiencia cardiaca en el mundo.
Si bien la hipertensión arterial en sus fases iniciales no presenta síntomas, es importante revisar la presión periódicamente, y ante la aparición de dolor de cabeza por las mañanas,
sangrado nasal, ritmo cardíaco irregular, cambios en la visión y zumbido en los oídos, se aconseja acudir con un especialista médico para identificar si se trata de HTA y brindar tratamiento específico para su óptimo control.
Finalmente, los especialistas destacan que, aunado al tratamiento farmacológico, la introducción de cambios en el estilo de vida como adoptar una dieta saludable baja en sodio,dejar de fumar, evitar el alcohol, practicar más actividad física y controlar enfermedades asociadas como la obesidad, las dislipidemias, la diabetes tipo 2 y la enfermedad renal.